Siempre he estado en la lista de chicas buenas de Santa
Claus.
¿Cómo no iba a estarlo? Soy la que siempre se sacrifica por
los demás, ayudándoles con cualquier problema a cualquier hora. Soy la que...
cuando descubrió a su novio enrollándose con mi hermana en Nochebuena, me
tragué el dolor, les dije que lo entendía y les di mi bendición. Porque eso es
lo que hace una buena chica, dejar que otros sean felices, aunque sea a costa
de su felicidad...
También soy la que aceptó ayudarles a organizar su boda
navideña al año siguiente, a pesar de que esa siempre había sido mi boda soñada
con él, pero cuando, solo quedaban diez días, descubrí algo que fundió todas
mis buenas intenciones con ellos.
Se acabó la chica buena... esto es la guerra. Van a probar
su propia medicina.
Voy a dinamitar esa boda. ¿A mi hermana le gusta robarme
novios? Pues voy a traer uno a casa esta Navidad al que no va a poder
resistirse. Andrew Norton es el tío más capullo de mi oficina. Y también el más
guapo, el más tatuado y el más musculoso. Un bad boy de manual. Mi antihombre.
Con lo que no contaba es con que me volviera loca a mí...
Moraleja: ser una chica mala, puede volverse en tu contra.
Puede hacerte sudar, jadear y desear cosas que nunca antes habías querido.